La fugitiva 3




-Suelta tu laúd, amor mío; deja libres tus brazos para abrazarme. que tu abrazo traiga mi corazón rebosante al mismo borde de mi cuerpo.
-No bajes tu cabeza ni apartes tu cara. Dame un beso; que sea como un perfume encerrado mucho tiempo en un capullo. No ahogues este instante con palabras vanas; que nuestros corazones tiemblen en una ráfaga de silencio; que se lleve todos nuestros pensamientos al goce sin orillas.


Comentario:

Ya está dicho.